Después de leer mucho sobre los abdominales hipopresivos, ayer pude, por fin, ponerlos en práctica. La sensación fue inmediata: paz.
No creía que me iba a sentir tan bien (y sin estar fatigada) tras una sesión deportiva. La ayuda de Carmen, nuestra Profe en el Centro Salam de Gijón, fue clave para que todos compartiéramos esa buena sensación y quedáramos prendados de los hipopresivos. La verdad es que tanto el entorno como el trato personal ayudan, pero aún hay más.
Según he podido leer en diferentes artículos, los hipopresivos no son tan nuevos como parece. Las técnicas hipopresivas fueron creadas por Marcel Caufriez, en 1980. En su origen fueron concebidas para la recuperación post parto. Se descubrío entonces que las mujeres que realizaban los clásicos abdominales en la fase de post parto, empeoraban aún más sus problemas en el piso pélvico.Por ello, se planteó buscar una alternativa para mejorar el tono de la faja abdominal, sin efectos negativos sobre el piso pélvico, y creo así las primeras técnicas hipopresivas.
Entre los beneficios que postulan los entrenadores y expertos que recomiendan los hipopresivos está prevenir la caída de órganos como el útero o la vejiga, evitando los problemas derivados como la incontinencia urinaria. También me resulta muy interesante la capacidad que tienen los hipopresivos para controlar la musculatura del suelo pélvico, y para una recuperación rápida postparto, además existir menos riesgo de lesión lumbar que con los abdominales tradicionales.
La práctica de hipopresivos ayuda también, según nos indicaron en la sesión, para recolocar el diafragma y mejorar la capacidad pulmonar. ¿El primer gran beneficio quenoté en mi primera toma de contacto con o hipopresivos? Liberación de la carga de trabajo, estrés y preocupación acumulada durante toda la semana, además de ayudar a reducir mi abdomen. Lo dicho. Llénate de paz y bienestar.
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