La zona amurallada de Ávila acoge un área comercial tradicional en la que una
selección de establecimientos de moda y complementos se alterna con
estupendos bares y restaurantes para el descanso y el tapeo.
Aunque mi visita fue más cultural, también hubo tiempo para mirar algún escaparate, para zambullirme en las creaciones de jóvenes emprendedores y para deleitar el paladar con las gastronomía abulense.
Tomando como referencia la plaza de la Catedral, a su lado derecho se abre una calle llena de pequeños establecimientos de moda y complementos en donde, no solo parecen competir en estilos y tendencias, sino también en la originalidad de sus decoraciones interiores y escaparates.

Si aún no habéis desayunado o es la hora de la merienda, debéis hacer una parada en La Flor de Castilla, al otro lado de la plaza de la Catedral. Flanqueada por mesones y tiendas de marcas nacionales e internacionales, esta confitería pertenece a una de las cadenas locales con más prestigio y renombre.

Pero si lo que más se os apetece antes de sentaros a la mesa de un buen restaurante, es disfrutar de las tapas, la ciudad amurallada de Ávila ofrece un amplio abanico de locales donde podéis tomar un buen aperitivo. Uno de nuestros favoritos es el mesón Gredos. Muy próximo a la plaza del Ayuntamiento, este pequeño local en el que parece no haber pasado el tiempo, te ofrece una gran variedad de tapas. Desde las tradicionales patatas revolconas hasta los pinchos más elaborados donde el chocolate se funde con el jamón, o donde los frutos secos visten, bañados en una mermelada de frutos rojos, en una loncha de queso de cabra. Sabores que, sin lugar a dudas, llegan a sosprenderte.

Junto con regaderas, pizarras y marcos de madera de colores, la oferta gastronómica mezcla la cocina tradicional con la innovación. Es el mejor reflejo del esfuerzo que realiza su joven equipo para reinventarse. Y lo consiguen! Como consejo, os recomendaría pedir cualquiera de sus hamburguesas o, si preferís algo más novedoso, no dejéis de probar la taglatielle de pollo al curry y calabacín.
Son muchos y muy buenos los mesones, restaurantes y bares que te ofrecen un menú tradicional. Es nuestra asignatura pendiente, porque con tan solo tres días y más centrados en conocer el patrimonio artístico y cultural de la ciudad no da tiempo a mucho más. Pero siempre hay que dejar algo para regresar, ¿no creéis?
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